miércoles, 26 de agosto de 2009

¡Vien por la hunibersidad!

Imbitando al Bicedecano,
bamos a yegar muy legos...

lunes, 17 de agosto de 2009

> El Jardín de las Delicias



El Jardín de las Delicias, de El Bosco (1504). Museo de El Prado.
[Detalle: parte central del tríptico]

¡Este es uno de mis cuadros favoritos! Mmmh...más bien es EL cuadro favorito, aunque hay muchos otros que tb. me gustan.

Diminutivos

'Virgulilla' es una palabra de origen latino que designa la tilde de la eñe, es decir, la marca que convierte una ene cualquiera en tal, y que algunos/as llaman simplemente el sombrerito de la eñe (no estoy inventando, así lo escuché en cierta reunión de amigos hace un buen tiempo atrás. Claro, con esto queda de manifiesto lo nerd que son -que pueden ser- mis reuniones de amigos...)

Bien. Virgulilla es diminutivo de vírgula (también palabra española derivada del latín), el que a su vez es diminutivo de virga, que significa vara. O sea, es algo así como pequeña vara pequeña, o pequeña pequeña vara, o, quizás mejor, pequeña varita. Lo que yo no sabía hasta ahora es que es una especie de sustantivo común: según el diccionario de la RAE, nombra a todo trazo ortográfico de forma de coma, rasguillo o trazo, como por ejemplo el apóstrofo, la cedilla o la tilde de la eñe, entre otros. Si yo fuera editor del tal diccionario, reemplazaría la palabra rasguillo por rasguño: menos afectada y más visual.

Sí. Más que sombrereada, la eñe es una letra con rasguño, y un rasguño no tiene por qué ser violento ni penoso. Yo pienso que, en este caso, un rasguño se parece más a las huellas del trabajo, de la abnegación, de la edad: pequeñas marcas o imperfecciones ganadas en la piel, arruguillas que nos vuelven los rostros más amables y que se llaman también líneas de expresión, avisos que hablan al resto de nosotros, de lo que nos hace precisamente nosotros, que nos dan identidad.

Claro, eso es también la letra eñe para el idioma español. Por eso la feroz polémica de hace años cuando alguien la propuso eliminar; y la interminable lucha por incorporarla a los teclados pensados en inglés; y el nombre que escogió para sí el suplemento cultural del diario Clarín de Buenos Aires, que se llama simplemente Ñ. Digo letra y no sonido, porque el sonido de la eñe fue tanto o más propio de los abuelos mapuche, y de ellos y de otros pueblos de la tierra heredamos palabras tan sonoras como ñato o ñandú. Hace años, cuando las patentes de los autos consignaban la comuna, causamos sensación al otro lado de la cordillera, en Mendoza, con la extrañísima seña de Ñuñoa. Hoy en día ya no podría ser lo mismo: las patentes de los autos, como todo lo demás, se nos han ido blanqueando, perdiendo el gusto y el color. En la vasta uniformidad globalizada, ahora usamos nuestra identidad con diminutivo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Sin Título

S/T

Este blog -hay que decirlo- lo he abierto en el marco del curso 'libros y revistas on line', que forma parte del magíster en edición de la UDP, y como uno de sus trabajos prácticos... que es lo mismo que decir que de otra forma no lo hubiera abierto.

Bueno, ya habrá tiempo para seguir haciendo confesiones y explicar el cómo, el cuándo y el por qué. Por ahora basta con reconocer que, en rigor, no es el primer blog que abrí (por las mismas razones y con las mismas limitaciones), pero el primero, pocos días más antiguo, es el título de mi tesis y me pareció demasiado institucional. Por lo demás, si después de todo un blog es una bitácora, quizás me sirva como tal para ese propósito, y... en resumen, ahora me veo dueño de dos blogs, lo cual en sí mismo se acerca a la proeza.

Lo más difícil fue encontrar un nombre. Titular siempre ha sido más o menos arduo, pero se eleva a tarea hercúlea cuando no sabes de qué quieres hablar; porque una cosa es tener algo que decir y otra muy distinta querer hacerlo. He ahí, a propósito, mi divisa personal, por si interesa: "Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa". Es mi lema de vida -en serio- desde hace años, y la norma por la que nunca, nunca me dejo de guiar. ¿Y que por qué no llamé así a mi blog, entonces? Fácil: porque ya existía. O, más propiamente, porque "no estaba disponible", lo que no estoy seguro de que signifique lo mismo. Y así, con casi todas las cosas, ideas, aforismos y signos que en algo me identifican,... hasta llegar a límites ridículos que me avivaron el pudor y el desencanto.

Faltó poco para que esto no tuviera nombre (las obras artísticas tituladas s/t, "sin título", abren un tema de discusión en sí mismas, pero ya sé que un blog no es una obra artística), ahora ya lo tiene. Con una pequeña distorsión, claro. Porque aquí no se puede escribir español con eñe (en una dirección de Blogger, me refiero).

¡Pero si el español sin eñe ya no sería español!
Uf, después de todo, parece que sí tengo muchas cosas que decir.